150 años de lingüística: Riofrío[1]
Idioma y estilo 1751
Demos un paso más en esta pequeña serie de homenaje a los 150 años de vida republicana. A Cevallos sigue, en la galería de lingüistas ecuatorianos, Miguel Riofrío[2].
Estupendo personaje este lojano, a quien García Moreno trató a toda costa de atraerlo a colaborar con su gobierno -y García Moreno era un buen catador de altos talentos y personalidades probas-, y él, en gesto de intransigente altivez, se expatrió al Perú, y allí murió, en octubre de 1879, de ministro plenipotenciario de su patria.
En Lima viven unas distinguidas señoritas Riofrío, descendientes del ecuatoriano prócer, y hasta ellas me condujo, en busca de noticias sobre su ilustre antepasado, el gran historiador peruano Félix Denegri. No tenían ellas muchas, pero cuanto tenían me entregaron con especial bondad. Pero, bueno, aquello y muchas otras cosas recogidas sobre Miguel Riofrío nos llevarían demasiado fuera de nuestro asunto.
Paro lo nuestra cuenta que Riofrío, nacido en 1822 y doctorado en Derecho Civil en Quito, probablemente en San Fernando, donde fue alumno, tuvo cargo de regente del mismo plantel, y, nombrado más tarde Encargado de Negocios en Colombia, hizo los contactos con el Liceo Granadino y consiguió llevar profesores de aquellos a su ciudad natal, para fundar el colegio de La Unión, que constituye un auténtico hito en la historia de la educación ecuatoriana.
Pero Riofrío, además de maestro, era político y periodista. Liberal. Cuando Pedro Moncayo fue desterrado, Riofrío escribió un valiente artículo -“El Dr. Pedro Moncayo en poder de los verdugos”-, y buscó asilo en el Perú. Desde allí, por única respuesta a las solicitudes del tirano, le dirigió una agria biografía (1872).
En 1860 llegó al Perú, y se dedicó al profesorado en Piura. Entonces viejas inquietudes comenzaron a cobrar cuerpo y fueron concretándose en la obra que iba a dar a Riofrío lugar entre los lingüistas ecuatorianos del XIX. Pero el libro solo apareció en 1874, en Lima, por supuesto: “Correcciones de defectos del lenguaje para el uso de las Escuelas primarias del Perú”.
Los grandes criterios
En una sustanciosa nota preliminar Riofrío precisa sus grandes criterios en torno al asunto del libro.
En los cursos elementales -dice- de Gramática Castellana, de Literatura y aun en las reglas de Urbanidad se nos prescribe evitar con sumo cuidado los barbarismos, los solecismos, los arcaísmos, los neologismos, etc. Pero ¿cómo los conoceremos para evitarlos? Los que se dedican á las letras empelan algunos años en la lectura de buenos autores y en el manejo constante del Diccionario. Mas esto es instruirse por sí, sin que les hayan auxiliado en punto tan sustancial los profesores y las escuelas”.
Si quitamos eso de la urbanidad, que parece haber pasado un poco de moda, todo lo demás pudiera haberse escrito hoy. En las escuelas se sigue diciendo que hay que escribir correctamente; sin incorrecciones burdas, al menos; pero nunca se enseña realmente, prácticamente, de modo más o menos completo y racional, que sea incorrecto, por qué lo sea y cuáles sean las maneras de escribir o decir aquello correctamente. Y entonces, en esto como en todo en nuestras sociedades, el abismo se ahonda entre aquellos que leen buenos autores, tienen familiaridad con el diccionario y pueden escribir con corrección, fluidez y gusto lo que les viene en mientes, y los que no alcanzan a escribir satisfactoriamente ni una carta, que se cuentan por gruesos millares y hasta en profesiones que tienen como primer ejercicio el redactar -secretarias, relacionadores públicos y gentes de publicidad, periodistas y comunicadores, maestros…
Esto le parecía a Riofrío, buen escritor él mismo, especialmente grave, por todas las connotaciones sociales que un mal manejo de la propia lengua lleva consigo:
Por otra parte -seguí-, es y tiene que ser de pocos la apasionada consagración al estudio del idioma, y es, no solo de muchos, sino de todos, estricta obligación de hablar correctamente, bajo la pena de ser menospreciados como incultos.
Era, qué duda cabe, sensato, amplio y exacto el pensamiento de Riofrío en torno a tema que no ha perdido vigencia. Como para seguirlo un poco más, antes de acercarnos -según lo estamos haciendo- al español que su libro refleja.
[1] Artículo publicado en Expreso, 27/06/1980, P. 6
[2] Ver estudio sobre Riofrío en Rodríguez, Hernán (2017). Miguel Riofrío, el hombre y el escritor. UTPL. Loja